Oasis se presentó ayer en el Estadio GNP Seguros en la Ciudad de México.
Después de 17 largos años de espera, Oasis finalmente regresó a México y cumplió con el sueño de miles de personas que creían que nunca más verían juntos a Liam y Noel Gallagher. La banda británica demostró que, a pesar de los años y las famosas peleas entre hermanos, la locura que ocasionan en los fanáticos mexicanos sigue intacta.
Desde muy temprano, se abarrotaron los alrededores del estadio: Playeras de ediciones agotadas, gorras estilo Gilligan que el vocalista puso de moda, y vinilos circulaban entre las manos de los asistentes. La emoción era palpable y ni siquiera el aguacero logró dispersar a la multitud, que se refugió bajo lonas improvisadas sin perder la intensidad del momento.
Lo más divertido de la jornada fue la mercancía no oficial que se vendía fuera del estadio. Los vendedores ambulantes aprovecharon la famosa rivalidad entre los hermanos Gallagher y otras bandas de la época para crear productos con mensajes ingeniosos.
Una pareja se colocó máscaras con los rostros de Noel y Liam en la parte trasera de sus cabezas, lo que provocó risas y comentarios entre los asistentes. Una joven fanática, cuando su novio le preguntó por teléfono dónde estaba, respondió entre risas: “Detrás de Liam”.
Incluso HBO Max se sumó a la diversión del momento, colocando publicidad en el metro que hacía referencia a Oasis y los hermanos.
El concierto fue una montaña rusa emocional que recorrió los grandes éxitos de la banda. Desde que sonaron las primeras notas de Hello, el estadio se transformó en un mar de emociones. La banda interpretó clásicos como Morning Glory, Cigarettes & Alcohol y Roll With It.
La noche cerró con Wonderwall y Champagne Supernova, dejando a los 65 mil asistentes con una sensación de felicidad y nostalgia, pero sobre todo de comunidad, el video de un asistente muestra la conexión entre los fans, que juntos pidieron que la lluvia no los alcanzara y los dejara disfrutar de este momento tan icónico.
Incluso extranjeros alabaron el ambiente del concierto, demostrando que los fanáticos mexicanos no solo saben apreciar la música, sino que también saben cómo convertir cualquier experiencia en algo memorable y divertido.
